Avances grafológicos
Vicente Lledó fue un gran investigador de las escrituras que supo ver en ellas una peculiar forma de interpretación, completamente innovadora.
Con respecto a la grafología convencional, este método presenta unas notorias diferencias: No está basado en la interpretación de la multitud de formas que puede llegar a adquirir cada una de nuestras letras, o si el renglón se sube o se baja, etc… sino, fundamentalmente, en doce tipos de impulsos nerviosos o movimientos —a los que llamó trazos— que el cerebro transmite a la mano y que, entre ellos, forman las infinitas posibilidades gráficas que podamos imaginar: nuestras letras o las de cualquier otro idioma, cualquier garabato, gesto o dibujo que hagamos. (FIGURAS 1, 2 y 3).
También racionalizó y dio sentido a cada una de las particularidades con que se hacían.
El resultado fue un sistema reglado de grafología que permite la precisión analítica y los elementos clave para elevarla a la categoría de «ciencia».
“Si pretendemos hacer de la grafología una ciencia y, por tanto, exacta, debemos usar la lógica y entender el movimiento, a nivel neurofisiológico”, decía mi genial Maestro Vicente Lledó.