Grafología
Con tres colores se forma la gama infinita de tonalidades;
con siete notas, todas las melodías;
con diez números, todas las operaciones;
y con doce trazos, todas las escrituras.
Vicente Lledó (1932-1993)
La escritura manuscrita está considerada como el «test» por excelencia; la mayor y más íntima representación de los impulsos que laten en nuestro interior y que modelan nuestro carácter y comportamiento.
Prueba de ello es el reconocimiento oficial de las peritaciones grafológicas en los Tribunales de Justicia o que se admita la Grafología como asignatura opcional en algunas formaciones universitarias. En otros países, incluso, deja de ser una «asignatura de segunda» y su estudio académico goza de más seriedad y profundidad.
Pero si la escritura nos muestra un panorama completamente extraordinario y novedoso, no es porque nos permita conocer las tendencias y comportamiento de la persona autora —aspecto éste que ya es, de por sí, sorprendente—, sino porque los resultados grafoterapéuticos y grafomotrices abren una magistral vía de estudio e investigación del sistema nervioso y su intervención en el estado psicofisiológico del individuo.
Es decir, si determinado rasgo escritural refleja determinada tendencia, cuando la persona practica el cambio de ese rasgo por otro diferente, hasta llegar a incorporarlo de manera espontánea y automática en su escritura, podemos asegurar que esa persona ha cambiado su modo de comportarse, y ello, por tanto, se traduce en la variación de sus conexiones nerviosas.
La tecnología actual, con la multitud de posibilidades que nos brinda para comprender el funcionamiento del cerebro, es el marco ideal para poder explicarnos los motivos por los que la persona que hace grafoterapia —siguiendo los procesos naturales de aprendizaje—, empieza a sentirse cada vez mejor.
El Sistema de Grafología Racional, descubierto por Vicente Lledó, se fundamenta en el análisis de doce tipos de «funciones nerviosas elementales», los doce trazos o movimientos escriturales que, a su vez, se relacionan con los diferentes aspectos de lo que significa «vivir»:
Se exponen a continuación, en grupos de tres.
En cada grupo se activan los recursos necesarios para que la relación con cada uno de los «planos» —ascendente, descendente, interior y exterior—, relacionados a su vez con las diversas facetas de la vida, tenga lugar de la mejor manera posible:
- Tres movimientos ascendentes, que nos hablan de nuestras aspiraciones o ideales. “¿Sabemos exactamente lo que queremos? ¿Lo conseguimos? ¿Nuestro talante mental es el adecuado? ¿Y qué tal andamos de fuerza de voluntad y constancia?”
- Tres movimientos descendentes, relacionados con todo aquello que ya hemos conseguido, ya sean conocimientos, experiencias o cuestiones materiales. “¿Sabemos poner orden y hacer un uso correcto de todo ello, o caemos siempre en los mismos errores?”
- Tres movimientos hacia adentro, o lo que es lo mismo, la relación con nuestro «mundo interior». “¿Qué tipo de pensamientos generamos? ¿Estamos en paz con nuestro yo más íntimo o tenemos sentimientos negativos, con nosotros o nuestro pasado? ¿Cómo nos sentimos dentro de nuestro cuerpo?”
- Tres movimientos hacia afuera, de relación con el «mundo exterior». “La espontaneidad, la facilidad para hacer amigos y para expresar lo que sentimos. ¿Cómo nos encontramos cuando estamos con la gente? ¿Sabemos ponernos en su lugar?”
Cada movimiento se ajusta a unas características particulares en cuanto a:
- Su forma y velocidad: estos indicativos nos muestran la parte mental o inteligente de la función neurofisiológica.
- Su tamaño y ubicación: nos revelan el entusiasmo y el control o libertad emotiva con que la persona se desenvuelve.
- Su fuerza y ritmo de presión: es decir, las características físicas que aplica a la ejecución de la función.
Hacer grafoterapia es reaprender a escribir, no sólo en cuanto a formas de letras o ligazón entre ellas, sino abordando cuestiones de motricidad y de sentido espacial.
Cualquier ejercicio que se desarrolle ha de resultar fácil y armonioso. Su repetición grabará en nuestra memoria las sensaciones benéficas que, cuando ya no tengamos necesidad de ellas, nos lanzarán al desarrollo de otro ejercicio. Y así, guiándonos por este tipo de sensaciones, es como más rápidamente modelamos nuestros procesos mentales, creando nuevos circuitos neuronales que, irremediablemente, harán que cambie nuestro comportamiento y formas de percepción, produciéndonos, al tiempo, un bienestar físico y un mayor aprovechamiento de nuestras facultades mentales.
COLABORACIÓN. UN CASO REAL:
Llevo casi dos años haciendo grafoterapia con Maricarmen, durante los cuales mi vida ha cobrado un sentido casi infinito: todo ha cambiado a mejor y siento que mi vida no es inútil, sino que puedo ayudar a muchas personas a salir de sus problemas y encontrar la plenitud.
Hace 20 meses tomaba antidepresivos y psicofármacos para el sueño. Los primeros ya no los necesito y de los segundos voy pudiendo prescindir ya que desde hace 10 días duermo mejor, “casualmente” desde que me quiero a mí misma con pasión, a pesar de mis fallos y defectos.
He sufrido hace algunos años el alcoholismo de mi madre, luego el de mi padre, y he experimentado otros problemas personales que he vivido como muy difíciles, pero todo lo que he sufrido se ha transformado en gozo, en proporciones gigantescas.
Los hombres se interesan por mí, hasta se fijan en mi cuando voy por la calle y he hecho amigos nuevos (tengo 48 años)
Me ha llegado la menopausia, pero mi vida sexual no ha terminado, al contrario: se ha intensificado. Los hombres, a pesar de que aún no tengo pareja, ven en mí una alegría espiritual que se traduce en el funcionamiento de las hormonas sexuales, y al contrario, el mayor funcionamiento de mis hormonas sexuales se traduce en alegría espiritual.
Mi espiritualidad también ha cambiado; la idea de Dios me da fuerza, al contrario de lo que hacía antes y tomo de la religión y de la Iglesia, aquello que realmente me ayuda, desechando lo demás.
Mi vida profesional ha dado un giro radical: encontré trabajo unos días después de empezar la terapia y estoy segura de que cuando esté preparada, encontraré otro mucho más acorde con mi vocación y estudios, animada por Maricarmen y la grafoterapia.
Me voy a comprar una casa y no le temo a vivir sola, sino que me siento muy ilusionada de iniciar una nueva etapa que promete ser tan feliz ¡nada menos que como yo quiera que sea!
Gracias a Maricarmen que me ha “resucitado” para siempre.
COMENTARIOS A ÉSTE Y OTROS CASOS:
En realidad, el/la grafoterapeuta enseña a la persona a percibir qué ejercicio le resulta más adaptado y ventajoso para su situación en cada momento. El grafoterapeuta «no resucita a nadie». Eso sólo puede hacerlo uno mismo. En la medida en que la persona, a través de los trazos, va experimentándose y concediéndose el derecho a sentirse bien, por norma, todo lo demás, todos los tiempos futuros y pasados, quedan resumidos en un estar bien en un «ahora» constante.
Cada persona evoluciona a su propio ritmo; nadie le dice qué tiempo debe dedicar a hacer sus entrenamientos ya que cada cual sabe de sus prioridades. Sin embargo, a poco que se practiquen los ejercicios, la persona se da cuenta de la poderosa herramienta que supone la escritura y una adecuada motricidad.
Terapia Natural No Convencional