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Grafoterapia: Salud a través de la escritura

Depresión, alergias, dolores menstruales, obsesiones, fragilidad ósea, migrañas, deficiente circulación sanguínea, estreñimiento, debilidad en las uñas, estrés, cardiopatías,… son sólo algunas de las alteraciones funcionales que desaparecen o mejoran más que notablemente a través del cambio escritural.

Es de sobra conocido que a través de nuestra escritura o firma, un grafólogo saque conclusiones acerca de nuestra personalidad. Sin embargo, poca gente sabe aún que nuestra letra nos ofrece la posibilidad de saber más de nuestro estado de salud física y mental, y que si cambiamos adecuadamente ciertos rasgos escriturales podemos llegar a reequilibrarnos.

Por increíble que parezca esto hoy en día, no lo fue menos, hace cuarenta años, en España, el hecho de que «clavando unas agujas» en ciertos puntos de nuestro cuerpo se nos pudiera quitar el dolor de cabeza —y sin embargo la acupuntura lleva milenios funcionando—; o que el hombre pudiera llegar a la Luna; o que manipulando en el interior de las células pudiéramos crear seres vivos o especies nuevas. Aunque nos suene o sonara a ciencia ficción, todo ello es real y, quien quiera, puede comprobarlo.

En efecto, las nuevas tecnologías permiten observar el funcionamiento del cerebro a tiempo real: si se hiciera el seguimiento correspondiente en personas que están realizando sus ejercicios grafoterapéuticos, se podría ver cómo su cerebro se activa y, por tanto, es estimulado de forma diferente a lo habitual.

Vicente Lledó (1932-1993) fue el descubridor de este sistema de grafología y aplicación terapéutica. Sus conclusiones se basaron en que existen únicamente doce tipos de transmisiones nerviosas, movimientos o trazos escriturales que, o bien se dirigen hacia arriba, hacia abajo, izquierda o derecha y que al combinarse entre ellos, van formando las infinitas formas que podamos imaginar, entre ellas nuestras letras, palabras o números.

El desorden mental o físico se manifiesta de dos maneras diferentes: en primer lugar, por la cantidad de ocasiones en que aparece cualquiera de estos impulsos nerviosos y en segundo lugar, por sus cualidades de ejecución, o sea, su velocidad, forma, presión, etc. Su remodelación conduce inevitablemente a una armonización funcional del cerebro.

Cualquier alteración psíquica o somática está grabada en el cerebro. Cuando escribimos, nuestra mano plasma en el papel estos impulsos nerviosos cuya orden de ejecución parte de las áreas más profundas del sistema nervioso central, arrastrando consigo todas las informaciones registradas en él.

El grafoterapeuta interpreta los picos o vueltas que aparecen en la escritura e indica a la persona cómo ha de practicarlos. Al principio, los ejercicios le salen mal pues su mano tiende a realizar los movimientos de la forma automática que tiene adquirida pero, al realizarlos más lentamente, va dominando los impulsos hasta que cada vez le resultan más fáciles de hacer. A medida que va aprendiendo a tener un control sobre ellos y sobre su escritura, sucede que, sin proponérselo, empieza a corregir espontáneamente las conductas erróneas que le ocasionó el trastorno por el que vino a consulta.

La remodelación escritural se consigue practicando diariamente en casa, una serie de ejercicios de «caligrafía» que el grafoterapeuta, en visitas periódicas, va indicando en cada momento. Aprender a escribir, además, conlleva aprender a coger bien el bolígrafo, a colocar bien la mano, los dedos, el papel, la cabeza, a regular la fuerza muscular necesaria, porque… la escritura puede ser más o menos bonita, más o menos entendible y… ¡más o menos saludable!

Terapia Natural No Convencional

2 Respuestas hasta ahora.

  1. kwikspeak dice:
    Interesante, no sabía tanto sobre esto. Esto explicaría porque los escritores llevan una vida tan pacífica o no?
  2. aah la famosa catarsis, no?

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