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La escritura sana

En estos momentos en los que el acceso a la salud se está encontrando por múltiples vías, si nos dicen que con un lápiz y papel podemos hallar, o por lo menos acercarnos, a ese estado de equilibrio emocional, mental y físico, quizá podríamos sorprendernos aún más… ¿Qué tiene que ver mi salud con la escritura que tengo?

Desde que la escritura hace su aparición, llama la atención el hecho de que, cada persona, realiza unos rasgos específicos e intrínsecos que la revelan como autora del escrito. La grafología ha tratado, durante siglos, de conocer la psique del hombre según sus rasgos escriturales. Los resultados de sus deducciones han sido lo suficientemente positivos para que hoy en día, en los Tribunales de Justicia de cualquier país, se recurra a ella para hacer peritaciones y, cada vez con más frecuencia, las empresas la empleen para realizar perfiles psicológicos y selección de personal.

Hasta ahora, la relación psique-escritura está demostrada. Pero vamos más allá.

Si una persona, por ejemplo, con dudas, temerosa, preocupada y con excesiva actividad mental, refleja en su escritura su condición ¿qué sucede cuando se le indica en qué rasgo gráfico se detecta tales características y, enseñándole el gesto corrector por el que debe sustituirlo, a base de practicarlo, lo introduce en su escritura de forma espontánea y natural? Lo que sucede es que esa persona cambia, se mejora a sí misma; deja de preocuparse por cuestiones que, o bien ya no tienen solución, o bien pertenecen a un futuro del que aún no se puede ocupar, centrándose en aquellos asuntos que requieren de su atención y resolución en el «ahora».

Los avances grafológicos han permitido detectar en las escrituras, no sólo el carácter, sino el funcionamiento neurofisiológico del individuo. Este grandísimo hallazgo se lo debemos al ya fallecido Vicente Lledó (1932-1993) quien descubrió que, las escrituras, están formadas únicamente de doce tipos de impulsos nerviosos —también llamados trazos o movimientos—, correspondiendo cada uno de ellos con una función específica en el cerebro.

A poco que se estudie el funcionamiento endocrino en coordinación con el sistema nervioso, repararemos en que si estamos inquietos, tranquilos, apáticos, con hambre, o sueño, o tristes, o alegres, etc,… se debe, fundamentalmente, a que por nuestro torrente sanguíneo circulan unos componentes químicos —las hormonas que hacen que nos sintamos así, inevitablemente, aunque no tengamos motivos para encontrarnos de esas maneras.

Las hormonas son fabricadas en las glándulas endocrinas.

La mayoría de estas glándulas trabajan directamente bajo las órdenes de la glándula hipófisis, situada en la base del cerebro.

Ésta, a su vez, almacena o libera las hormonas sintetizadas por el hipotálamo, una formación cerebral que posee actividad de glándula endocrina y que tiene bajo su control al sistema nervioso vegetativo.

Este sistema es el encargado de regular las funciones corporales internas e involuntarias.

El hipotálamo es estimulado por la corteza cerebral o córtex, localización cerebral donde se integran, en su totalidad, las funciones más complejas del sistema nervioso, tales como los procesos superiores de pensamiento, el almacenamiento y memoria, o la ejecución de movimientos definidos y/o complejos —tales como los que forman nuestra escritura—.

Es imposible describir en tan breve espacio los mecanismos de funcionamiento y la interrelación existente entre el sistema hormonal y el sistema nervioso.

Lo único que cabe decir es que al hacer grafoterapia, o sea, al cambiar los gestos inadecuados que aparecen en nuestra escritura, por otros más benéficos, se está requiriendo la actividad de prácticamente todo el sistema nervioso central, de prácticamente toda la corteza cerebral y que, tras los intentos necesarios, se logra aprenderlos y memorizarlos en ella. Después, sólo es cuestión de práctica para coger velocidad.

Por lo tanto, si se cambian las tendencias de los patrones escriturales se está afectando a los esquemas almacenados en la corteza cerebral, la cual enviará nuevas informaciones al hipotálamo, y éste, a su vez, ordenará a las diferentes glándulas, un reequilibrio en sus secreciones bioquímicas, que fluirán por el interior de la persona haciendo que ésta encuentre una mejoría general en todos los niveles.

¿Cómo debe ser una escritura saludable?

La escritura ha de mostrar una clara propensión a ser ligada, o sea, a unir entre sí las letras que componen cada palabra, teniendo en cuenta que los llamados óvalos (la a, la c, d, g, o y q) suelen unirse con la letra anterior mediante un movimiento de ascenso y otro de avance.

También ha de ser ligeramente más alta que ancha y algo inclinada a la derecha.

Redondeada por abajo, salvo en aquéllas letras que en su parte inferior deban tener un pico y no una curva (la h, m, n, ñ, p…)

Y por fin, el rasgo con el que finalizan la mayoría de las letras, debe dirigirse hacia la derecha, produciendo una disminución gradual de la presión.

Es contraproducente intentar cambiar la forma de escribir si se está embarazada1, si ha habido operaciones recientes, o si se tienen determinadas prótesis, o válvulas cardíacas. Si se escribe con la mano izquierda se requiere de unas directrices especiales.

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1Años después de la redacción de este artículo, tuve ocasión de dirigir con grafoterapia a varias mujeres que decidieron continuar practicándola durante todo el embarazo porque comprobaban que les sentaba bien y mejoraban su estado psíquico y físico. Fueron instruidas repetidamente acerca de las condiciones y circunstancias que debían vigilar para que éste culminara felizmente. Y así fue. La estipulación de estas condiciones y circunstancias forma parte de una metodología grafomotriz que se ha ido desarrollando con la práctica grafoterapéutica.

Terapia Natural No Convencional

 

2 Respuestas hasta ahora.

  1. Fernando dice:
    Fantástico, sencillamente fantástico porque además de comprender a nivel mental lo que describes en esta página, lo siento interiormente al hacer los trazos en mi casa.

    Enhorabuena por tu terapia Mari Carmen
    un abrazo

    • Enhorabuena a ti también, Fernando. Por tu tesón en querer estar bien, por dejarte dirigir humildemente acerca de cómo practicar los trazos y por compartir tus experiencias de este gran Conocimiento que llamamos ‘Grafoterapia’. Sin personas como tú, estos avances no se habrían podido dar. Gracias. Un fuerte abrazo,

      Mª Carmen

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