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Mejorar la escritura

Cada vez es más frecuente recurrir a un grafoterapeuta para que nos indique unas pautas que nos permitan escribir mejor, más entendible y, por qué no, más saludable.

Habitualmente, lo primero que hay que corregir es la tensión muscular con que se coge el bolígrafo o útil de escribir.

Este tema es uno de los tratados en la metodología de Grafomotricidad1

Su correcto entendimiento y aplicación es tan trascendental que, por un lado, la persona no podría conseguir la fluidez adecuada en su escritura y, por otro, los logros terapéuticos quedarían aplazados en el tiempo y no sucederían, como suele ocurrir ahora, instantáneamente, haciendo los adecuados ejercicios grafomotores.

Todas las personas tratadas con Grafoterapia Racional que no hayan obtenido los resultados que esperaban, ha sido, generalmente, por no atender suficientemente este aspecto.

Por ello, lo que antes era una instrucción repetitiva de “relaja el brazo”, o “afloja los dedos”, o “coge más suavemente el bolígrafo”, etc., ahora se ha convertido en una metodología rigurosa que aborda el conflicto —escritural y neuromotriz— desde su origen: cómo crear movimiento sin causarnos daño o tensiones físicas. Sólo así permitiremos que los trazos salgan, de manera natural, correctamente ejecutados.

Otro aspecto clave a la hora de aprender —reaprender— a escribir es la inclinación que damos al papel.

Al escribir, como en cualquier otra actividad, buscamos la mayor facilidad, esto es, la máxima eficacia con el mínimo esfuerzo.

Debido a una serie de normas cuyo desarrollo es demasiado extenso para ser tratado en este artículo, y determinando que se esté frontalmente sentado en una mesa idónea en altura —el propio codo de la persona la dicta, al doblar el brazo mientras lo mantiene pegado al cuerpo—, establecemos como correcta la posición de papel de, aproximadamente, 105 grados de inclinación hacia la izquierda (FIGURA 2)

Sin ver con qué inclinación escribe la persona, no podemos saber, a ciencia cierta, cual es su carácter, puesto que los trazos pueden variar radicalmente.

Tal es el caso del ejemplo de la FIGURA 3, que es el más negativo: lo que debió haber sido un trazo que sube, en realidad, para esa persona, para ese cerebro, lo que se ha hecho es uno que va hacia la izquierda, con lo cual en vez de hablar de sus facultades de practicidad, de acercamiento a lo ideal, lo superior, lo espiritual, etc., tendríamos que hablar de las funciones de relación consigo misma, en este caso, orgullo inadecuado, vanidad, etc… y esta alteración de direcciones sucede con todos los trazos que componen la escritura: Continuando con el ejemplo de la i, en vez de hacer un segundo trazo descendente, como correspondería, hace uno que va hacia la derecha; y en vez de hacer un tercero hacia la derecha, lo sustituye por un movimiento ascendente.

En el ejemplo de la FIGURA 1, aunque el error no es tan evidente en este sentido, sí existiría una alteración en cuanto a la orientación de, en el caso de esta subida, los objetivos o metas a conseguir en el aquí y ahora.

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1 En base a mi experiencia profesional de quince años, he desarrollado un sistema específico de grafomotricidad, al cual he denominado Grafomotricidad Racional, en honor al método de Grafología Racional de Vicente Lledó (1932-1993) del cual parte. Las conclusiones que él estableció como óptimas y saludables —y que la experiencia grafoterapéutica ha demostrado siempre—, se corresponden con los resultados grafomotrices que se obtienen respetando ciertas normas preliminares: cómo coger el bolígrafo, forma y tono muscular del brazo y mano, percepción espacial, inclinación del papel, altura de la mesa y silla, etc.

Terapia Natural No Convencional

1 Respuesta hasta ahora.

  1. Miguel dice:
    Lo tendré en cuenta, yo también necesito mejorar la movilidad del brazo.

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