Punto de encuentro con la Grafoterapia
Con este artículo quiero manifestar, una vez más, cómo a través de la escritura podemos mejorar y hacer más saludables nuestras relaciones, ya sean con el entorno o con nosotros mismos.
Considero sumamente importante adquirir unos conocimientos elementales acerca de lo que está significando nuestra escritura, tanto para conocernos mejor, como para andar el camino del cambio y fortalecer nuestras posibilidades y recursos potenciales.
¿Por qué es tan importante la escritura? ¿Qué influencia puede tener en nosotros cambiar determinados rasgos que en ella aparecen?
Nuestra capacidad para desarrollar todo tipo de pensamientos, crear, ampliar nuestra conciencia, darnos cuenta de quiénes somos y lo que puede representar la vida, nos confiere una diferencia excepcional con el resto de los seres. También la comunicación, es decir, la facultad de hacer entendible nuestros pensamientos a los demás, es otra de las facultades superiores exclusiva en el ser humano.
Desde una comunicación inicial mediante gestos y sonidos producidos aisladamente, a la fonación, es decir, al sonido inteligente para transmitir con precisión lo que deseamos, ha habido todo un proceso de evolución de millones de años.
Sin embargo, a partir de que convertimos los pensamientos y sonidos en señales gráficas, en símbolos y signos que permiten la permanencia constante del mensaje, y poder trascender así las dimensiones temporales y espaciales —ya que no se requiere la presencia del autor en ninguna de ellas—, es cuando el ser humano acelera su crecimiento y desarrollo, tanto individual como social. La comunicación escrita es una de las hazañas más extraordinarias lograda por el hombre hasta el día de hoy; una de sus mayores conquistas.
Por otro lado, la comunicación escrita es la actividad más compleja de todas cuantas podemos realizar. Ninguna otra nos requiere de la participación instantánea de tantas funciones mentales, emocionales y motoras, como las que se activan cuando estamos escribiendo: sentir, pensar, recordar, dejarse llevar por los pensamientos que fluyen en forma de palabras en la cabeza y por fin, fundirlos con las habilidades de movimientos finos y precisos que la mano, como mensajera por excelencia del cerebro, es capaz de llevar a cabo.
La intervención y cambio consciente en algo tan laborioso para nuestro sistema nervioso superior, no cabe duda que supone una modificación en sus mecanismos funcionales.
Dependiendo de nuestro estado anímico, así será nuestra escritura. Experimentos con hipnosis así lo demuestran: las distintas emociones que vivimos repercuten en nuestro modo de escribir.
Hace ya varias décadas que los neurocientíficos han encontrado la relación directa entre emociones y determinados grupos de neuronas. Estos grupos de neuronas, estos centros neurálgicos, son activados al escribir.
¿Qué es la grafología?
La grafología es la técnica que trata de conocer a las personas a través de sus escrituras manuscritas.
Hay diferentes escuelas y métodos, pero todos ellos —salvo el que nos viene ocupando— se basan, entre otras cuestiones, en la clasificación de las diferentes formas y aspectos que adquieren cada una de las letras y escrituras: cientos, miles y por qué no, millones de formas diferentes de aes, bés, cés, dés,… a las que se atribuye diferentes significados psicológicos.
La terminología empleada para mencionar la variedad de matices encontrados requiere de buenas dosis de imaginación: guirnaldas, arcadas, hilos, pastosidad, puntas de arpón, dientes de jabalí, picos de escorpión, rabo de cerdo, rabo de zorro, serpenteados, dobles nudos, arcos, fantasmas, chimeneas, escrituras cóncavas, descendentes, rígidas, centrífugas, progresivas, enderezadas, grandes, pequeñas, medianas, filiformes, compensadas, condensados, bajas, extendidas… y un larguísimo etc.
Esto ha sido el legado histórico de una técnica que no ha superado la categoría de test. Además, las conclusiones analíticas pueden no tener en absoluto nada que ver si el autor del manuscrito ha inclinado mucho o poco el papel, y ya no digamos si ha empleado una mano u otra.
Una nueva grafología
Hay una grafología de acceso fácil a toda persona interesada. Se trata de la Grafología basada en los doce trazos escriturales, cuyo descubridor fue Vicente Lledó (1932-1993)
Tras estudiar los diferentes métodos grafológicos existentes, llegó a la conclusión de que toda escritura estaba compuesta únicamente de doce tipos de impulsos nerviosos, a los que llamó trazos. A cada uno de ellos los puso un nombre:
Sube/Regresando: movimiento que sube con la finalidad de ir hacia la izquierda.
Sube/Centrado: movimiento que sube, sin más.
Sube/Avanzando: el que sube con la finalidad de ir hacia la derecha.
Regresa/Bajando: va hacia la izquierda, con la finalidad de bajar.
Regresa/Centrado: va hacia la izquierda, sin más.
Regresa/Subiendo: se dirige a la izquierda, con la finalidad de subir.
Baja/Regresando: baja con la finalidad de ir hacia la izquierda.
Baja/Centrado: baja, sin más.
Baja/Avanzando: baja con la finalidad de ir hacia la derecha.
Avanza/Bajando: va hacia la derecha con la finalidad de bajar.
Avanza/Centrado: va hacia la derecha, sin más.
Avanza/Subiendo: va hacia la derecha con la finalidad de subir.
También puso nombre a cada una de las doce particularidades o tendencias con que podían ser ejecutados:
A: Curvo.
B: Recto.
C: Rápido.
D: Lento.
E: Corto.
F: Largo.
G: Ordenado.
H: Libre.
I: De grueso a fino.
J: De fino a grueso.
K: Fuerte.
L: Suave.
Toda la terminología empleada en este método, al cual denominó Grafología Racional para diferenciarlo de la Grafología convencional, está expuesta en los dos párrafos anteriores. No hay más.
De igual manera que con siete notas musicales se forman todas las melodías, con tres colores básicos se adquiere cualquier tonalidad, o con diez números todas las operaciones, con doce trazos o movimientos escriturales se forman todas las escrituras.
Un fragmento literal que Vicente Lledó hizo en uno de sus múltiples artículos, intentando explicar lo que el estudio del trazo escritural supone para la Grafología, dice así:
«¿Se imagina el/la lector/a, de no conocer el Solfeo, la manera que tendrían los músicos para describir una simple canción? Saldría algo así: “Se trata de una canción que puede ser considerada en el grupo de los valses de Viena, pero más rápida, como la java francesa. Tiene la fuerza de las marchas militares y, además, es algo triste, como la melodía de un violín o como el trino de un pájaro herido. Es una canción bastante larga, tal como los romances medievales, pero no tanto como las odas épicas,…
Podríamos seguir añadiendo apreciaciones particulares de esa determinada canción hasta el infinito pero, por muy poéticas o cargadas de buenas intenciones de convencimiento, jamás podríamos conseguir describirlas con exactitud».
Cada trazo está relacionado con el significado simbólico del gesto que se representa en una comunicación no oral ni escrita.
Racionalizó y dio sentido a cada una de las particularidades con que se hacían y el resultado fue un sistema reglado de Grafología que permite la precisión analítica y los elementos clave para elevarla a la categoría de «ciencia».
Sus investigaciones le permitieron trasladar las conclusiones de conducta y comportamiento, al plano celular, racionalizando también el funcionamiento y diseño de las células, órganos y sistemas que nos componen físicamente.
La aplicación de estos conocimientos al mundo de la terapia es decisiva, ya sea para abordar alteraciones llamadas mentales, como las físicas o emocionales.
Terapia Natural No Convencional
Mi éxito va ligado al de todos, así que yo también te deseo lo mismo.
Hasta pronto,
Mª Carmen
Me alegro que te guste.
¡Hasta siempre…!