Vicente Lledó (1932-1993)
Dedicó más de la mitad de su vida al estudio de las escrituras. Al principio fue por pura afición y posteriormente se convertiría en su más apasionante dedicación.
Él había leído de alguien que opinaba que, cambiando el grafismo podría modificarse la conducta. Y así, recurriendo a los textos de los más eminentes grafólogos, recomendaba hacer ejercicios escriturales con el fin de cambiar la forma de las letras por otras que vaticinaran un mejor carácter.
De este modo fue como Vicente Lledó se introdujo en la grafoterapia.
Su talante generoso y bonachón —aunque también sabía sacar todo lo contrario— fue decisivo para intentar ayudar a las personas que acudían a él en busca de un alivio o mejora en su salud.